viernes, 23 de marzo de 2012
LA TRAGEDIA EVITABLE
De que sirven las reglamentaciones, las normas éticas y aquellas que tienen que ver con el buen ejercicio profesional? De que sirven todas las normas de seguridad, los controles exhaustivos, las exigencias catastrales los índices de zonificación, etc. Para qué? Solo se me ocurre una respuesta. Pura exigencia reglamentaria. El respeto a las normas es casi nulo, buscamos constantemente gambetearlas con la escusa del tiempo, que apremia, según la inversión; la ausencia de conciencia por parte de quienes proyectan y de aquellos que ejecutan, todo desemboca inevitablemente en una tragedia.
Los profesionales de la construcción fuimos formados de manera diferente a como desarrollamos nuestra profesión, es como hablar dos idiomas distintos, nada coincide, todo resulta en vano. RESPONSABILIDAD, siempre hay que tenerla, RESPETO, hay que exigirlo, ninguno de estos conceptos son usados por muchos colegas que siguen asiendo oídos sordos y vista ciega ante la aparición de una posibilidad de buscar un atajo al tiempo y en pos de conseguir el objetivo más preciado, EL FINAL DE OBRA. Somos tan capaces de creer que una faja de clausura es tan solo un papel pegado sobre un muro ó un panel de madera. Nos creemos tan sobrevalorados que decidimos y juzgamos la validez de un reglamento antes de cumplirlo.
Da la impresión que creemos que todavía estamos ejercitando arquitectura en un tablero de la facultad y que más adelante habrá tiempo para ensayar con el código civil como se hace para ser un buen profesional. Nada tiene justificación ante la muerte, ante la irresponsable manera de comportarse frente a un hecho trágico. Seguramente vendrán las pericias, la búsquedas de responsables, las enmiendas correctivas pos tragedia (no sería mejor preverlas?), las demandas, etc.
Hoy 23de marzo de 2012, ocho familias han perdidos a sus seres queridos, esperemos no sean más, a ellos, le deben una explicación, a la sociedad entera aquellos que tienen responsabilidad de controlar, deberán explicarles porque cuesta tanto hacer cumplir una orden de clausura. El Empresario deberá mirar a los ojos de tales familiares y decirles porque construye dos pisos más de lo que el reglamento se lo permitía y el director de Obra deberá calmar su conciencia para evitar que el resto de su vida no lo atormente la idea de lo que pudo haber evitado, tan solo cumpliendo con su deber ético, ese al que alguna vez todos juramos cumplir. Hoy parece tan solo un formalismo.
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